Estos sueños son flashes de nuestro pasado sin resolver. Iluminan unilateralmente momentos vividos antes, en la confusión y en la duda. Anuncian notablemente aquellas necesidades nuestras que no han tenido respuesta.
Es necesario destruir la memoria del arte. La pobreza de sus medios debe expresar, lisa y llanamente, la escandalosa miseria de su tema.
Es necesario desmoralizar a sus admiradores.
Un rostro postizo.
Una relación falsa.
Todas las conclusiones están por trazarse, todo debe recalcularse.
¿Puede la dialéctica romper ladrillos?
Los viernes de mayo, en Casa13.
martes, 21 de mayo de 2013
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